CUARTA ETAPA : DETERIORO COMO LIMITE
El deterioro biopsicosocial es evidente y profundo al llegar a esta fase. Se manifiestan cambios fisiológicos importantes, especialmente alteraciones neurológicas. Psicológicamente, la persona que ha compensado químicamente durante un largo período carencias que requerían de soluciones humanas, descubre que no tiene ninguna herramienta para lograr la normalidad que ansía, ha perdido la confianza en sí mismo y ahora consume para enfrentar la cotidianeidad e intentar trabajar, aunque sea marginalmente, y sentirse una persona "normal"
Se presentan intentos por dejar la droga, pero como ésta ha sido una compensación de debilidades personales, no se han desarrollado los recursos necesarios que le permitan dejarla, sumergiéndose en una constante e interminable circulo vicioso (EGENAU, 1997).
En esta etapa el deterioro cada vez se hace más severo, el sujeto a perdido todo, su autoestima, amigos, familiares, sus valores. En este nivel la droga ya ni siquiera cumple su función compensadora, sino sólo le permite apaciguar los efectos de la drogadicción (GONZALES y OSSA, 1996).
La familia se ve sometida a una situación límite, los comportamientos del adicto dominan la rutina del hogar, los familiares cada día se cansan más de seguir protegiendo al adicto ya que este reacciona siempre con violencia, no le interesa la familia, las personas, ni mucho menos lo que ellos hagan por él, sólo le interesa la droga.
En esta situación, generalmente un miembro de la familia se responsabiliza del dependiente y asume el rol de protegerlo y cuidarlo. Este rol se denomina codependiente y generalmente lo desempeña la madre. El codependiente se hace cargo por completo del dependiente, lo absuelve de cualquier responsabilidad, por lo que debe protegerlo y asumir todas las tareas esenciales y responsabilidades que éste tenía. En este momento, la situación es incontrolable, ni la familia ni el sujeto por sí mismo pueden revertir la situación.
El deterioro biopsicosocial es evidente y profundo al llegar a esta fase. Se manifiestan cambios fisiológicos importantes, especialmente alteraciones neurológicas. Psicológicamente, la persona que ha compensado químicamente durante un largo período carencias que requerían de soluciones humanas, descubre que no tiene ninguna herramienta para lograr la normalidad que ansía, ha perdido la confianza en sí mismo y ahora consume para enfrentar la cotidianeidad e intentar trabajar, aunque sea marginalmente, y sentirse una persona "normal"
Se presentan intentos por dejar la droga, pero como ésta ha sido una compensación de debilidades personales, no se han desarrollado los recursos necesarios que le permitan dejarla, sumergiéndose en una constante e interminable circulo vicioso (EGENAU, 1997).
En esta etapa el deterioro cada vez se hace más severo, el sujeto a perdido todo, su autoestima, amigos, familiares, sus valores. En este nivel la droga ya ni siquiera cumple su función compensadora, sino sólo le permite apaciguar los efectos de la drogadicción (GONZALES y OSSA, 1996).
La familia se ve sometida a una situación límite, los comportamientos del adicto dominan la rutina del hogar, los familiares cada día se cansan más de seguir protegiendo al adicto ya que este reacciona siempre con violencia, no le interesa la familia, las personas, ni mucho menos lo que ellos hagan por él, sólo le interesa la droga.
En esta situación, generalmente un miembro de la familia se responsabiliza del dependiente y asume el rol de protegerlo y cuidarlo. Este rol se denomina codependiente y generalmente lo desempeña la madre. El codependiente se hace cargo por completo del dependiente, lo absuelve de cualquier responsabilidad, por lo que debe protegerlo y asumir todas las tareas esenciales y responsabilidades que éste tenía. En este momento, la situación es incontrolable, ni la familia ni el sujeto por sí mismo pueden revertir la situación.
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